top of page
Buscar

Invertir en tu gente y tu comunidad: la ventaja competitiva que estás subestimando

  • Foto del escritor: Juan Carlos Pane Solis
    Juan Carlos Pane Solis
  • 28 abr
  • 3 Min. de lectura

Los datos son claros: cuidar a tus colaboradores y al entorno no solo genera impacto social, sino también rentabilidad superior.



Muchas veces, cuando hablamos con líderes empresariales, escuchamos una idea que parece haberse instalado en el sentido común: que el crecimiento económico de una empresa necesariamente compite con el bienestar de sus trabajadores o con el desarrollo de las comunidades donde opera. Que, para que una empresa “gane”, alguien más tiene que “perder”. Que pagar salarios bajos, evitar invertir en condiciones laborales dignas o ignorar las necesidades del entorno son fórmulas válidas —aunque incómodas— para maximizar las ganancias.


No estamos de acuerdo. Y no solo por razones éticas.


Estamos convencidos —y cada vez hay más evidencia que lo respalda— de que aquellas empresas que deciden apostar por su gente, por sus comunidades y por el desarrollo de un entorno saludable y próspero, también se fortalecen económicamente. No es un acto de caridad. Es una estrategia inteligente.


El falso dilema entre negocio y propósito

Durante mucho tiempo, la economía tradicional promovió una visión reduccionista del éxito empresarial: reducir costos al máximo y maximizar retornos a cualquier costo. Pero este paradigma está cambiando. Hoy sabemos que los negocios que generan valor compartido —es decir, valor económico para la empresa y valor social para la sociedad— no solo tienen licencia social para operar, sino que son más sostenibles, más innovadores y más rentables a largo plazo.

El propio Michael Porter, gurú de la estrategia empresarial, lo planteó de forma contundente: “Las empresas pueden crear valor económico generando al mismo tiempo valor para la sociedad al abordar sus necesidades y desafíos.”


Lo dicen los datos

Diversos estudios respaldan esta afirmación. Por ejemplo:

  • Un estudio de la Universidad de Oxford y la consultora Gallup encontró que las empresas con altos niveles de bienestar entre sus empleados reportan un 21% más de productividad y un 22% más de rentabilidad que aquellas con bajo bienestar (Gallup, State of the Global Workplace, 2022).

  • La consultora McKinsey ha demostrado que las empresas con fuertes prácticas de responsabilidad social corporativa tienen un desempeño financiero superior, una mayor resiliencia en tiempos de crisis y mejores relaciones con inversores y consumidores (Five ways that ESG creates value, McKinsey, 2019).

  • El índice “Fortune Change the World” lista empresas que, mientras aumentan su rentabilidad, contribuyen a resolver problemas sociales. Desde Nestlé reconfigurando su cadena de suministro con pequeños productores, hasta PayPal subiendo salarios mínimos a sus empleados para garantizar bienestar financiero básico.


Ejemplos que inspiran

Tomemos el caso de Danone en América Latina. La empresa no solo vende productos alimenticios: trabaja con redes de productores rurales en esquemas inclusivos que mejoran ingresos en comunidades vulnerables, mientras asegura calidad y trazabilidad para su negocio. Resultado: impacto positivo en miles de familias y una cadena de valor más sólida.


O el caso de Mercado Libre, que ha apostado por centros de distribución en zonas históricamente excluidas, generando miles de empleos formales con acceso a salud, formación y posibilidades de crecimiento interno. Esto no solo ha mejorado vidas: también ha fortalecido su operación logística.


En Paraguay, hemos acompañado desde Colmena a empresas locales que decidieron incluir a jóvenes sin empleo formal en sus operaciones a través de programas de formación dual. ¿El resultado? Mayor compromiso laboral, menor rotación y un impacto positivo en la reputación corporativa.



¿Por qué funciona?

  • Porque los colaboradores no son costos: son activos.

  • Porque las comunidades no son obstáculos: son aliados. 

  • Porque los desafíos sociales —como la pobreza, la informalidad, la falta de educación— son también desafíos empresariales. 

  • Ignorarlos es una mala decisión de negocios.


Las empresas que se comprometen con mejorar la vida de las personas generan entornos más estables, consumidores más leales, equipos más motivados y una reputación que no se puede comprar con publicidad. Lo que antes parecía una opción “idealista” hoy es una ventaja competitiva concreta.


Conclusión

Sí, es posible. Sí, es rentable. Sí, es urgente.


No se trata de elegir entre ganar dinero o generar impacto. Se trata de entender que el verdadero crecimiento —el que transforma, el que perdura, el que inspira— ocurre cuando las empresas y las personas prosperan juntas.

 
 
 

Entradas recientes

Ver todo

Comentarios


bottom of page